El Mar Peruano es tan rico como variable; y, afirmar que el 2023 fue el año más desafiante de este siglo para el sector pesquero industrial no es ninguna exageración. Como se recuerda, la no apertura de la primera temporada de pesca en la zona centro norte del país, por las anomalías negativas en la temperatura superficial del mar, puso en riesgo la sostenibilidad del sector; así como los puestos de trabajo, especialmente de los 18 mil tripulantes de las embarcaciones industriales.
Además, como consecuencia de la no apertura de la primera temporada de pesca del año, se dejaron de exportar US$ 1,400 millones de harina y aceite de pescado, impactando directamente en el PBI nacional de este año, que será el más bajo de los últimos 30 años, según el IPE.
Sin embargo, en octubre pasado, las condiciones climatológicas y oceanográficas evolucionaron favorablemente, permitiendo la apertura de la segunda temporada de pesca de anchoveta en la zona centro norte; aunque consideramos muy pequeña la cuota asignada, ha contribuido a reactivar el empleo y toda la cadena de valor que interactúa con la pesquería de anchoveta; en especial, las 3,500 MYPE que corrían el riesgo de cerrar si no se activaba la pesca.
La segunda temporada de pesca viene generando desembarques que superan el millón cien mil toneladas; que, si bien es una cifra lejana en comparación a otras temporadas, ha permitido mantener activa a la flota en el último trimestre del año; el empleo de más de 250 mil familias, generará ingresos para el fisco por las exportaciones que se realizarán y se amortiguará -en parte- la caída sufrida meses atrás.
Si bien este año ha sido anómalo, confiamos en que las condiciones ambientales se regularicen el 2024 y así retomar la normalidad en la pesca de anchoveta que es muy relevante para el desarrollo sostenible del país, de los pescadores y de las comunidades en los puertos pesqueros a lo largo de nuestro litoral. Le deseamos un feliz 2024 a todas las peruanas y peruanos.