La partida del Almirante Giampietri nos apena muchísimo y nos invita a reflexionar sobre la importancia del liderazgo en momentos de crisis. Recordemos que dedicó su vida al servicio del país; así lo demuestra su trayectoria. Asimismo, su coraje en el rescate de los 72 rehenes secuestrados por el MRTA, es una muestra de heroísmo. Trabajó con miles de personas quienes hoy lo admiramos y lo extrañamos.
En mi paso por el sector público, comprobé la importancia de escuchar a todos; especialmente en tiempos difíciles. Las crisis no se superan solas ni mirando al costado. Por el contrario; hay que salir al frente, convocar a todos los actores y tomar decisiones en el momento preciso. No estamos viendo esa apertura por parte de la actual ministra, cuya obligación es actuar diligentemente para enfrentar la peor crisis que venimos sufriendo.
En estos momentos necesitamos líderes que, con coraje, tomen el control del barco para que todos lleguemos a buen puerto. Las crisis, como ésta, solo se solucionan con líderes activos que trabajan con todos los actores para identificar las soluciones y tomando las medidas necesarias para evitar que el barco se hunda más.
La realidad es una sola: esta crisis viene generando graves impactos en las empresas pesqueras, en los 250 mil trabajadores y sus familias, en los ingresos de más de 3,500 micro y pequeñas empresas que están paradas hace meses, pues dependen de este sector y en el Estado, que está dejando de recaudar.
Las condiciones climatológicas y oceanográficas han evolucionado favorablemente y presentan hoy una ventana que permitiría reactivar el sector, más aún, teniendo en cuenta la incertidumbre futura. Por ello, todos los actores estamos a la espera que la autoridad pueda llevar realmente este barco a buen puerto.
Un barco a la deriva no nos ayuda a encontrar una solución.