Conforme señalaba en artículo anterior, una medida clave para la sostenibilidad de las pesquerías es velar porque haya coherencia entre el esfuerzo pesquero y la pesca que se realice de determinada especie.
Es decir, se trata de regular cuántos barcos pueden tener permiso de pesca a fin de no ejercer una presión desmedida sobre los recursos que ponga en riesgo su sostenibilidad. Cuando se llega a la plena explotación, como ha sucedido con la anchoveta, los reguladores optan por no emitir más permisos, de tal manera de no aumentar el esfuerzo pesquero más allá de lo razonable.
A esta medida también se le conoce como el cierre de la pesquería, a partir de la cual quien desee ingresar a la actividad debe hacerlo comprando un barco que ya tenga el permiso de pesca correspondiente.
En el Perú, hace más de 10 años que Imarpe informa que el esfuerzo pesquero es elevado para el aprovechamiento sostenible de gran parte de las pesquerías artesanales. Si bien la construcción de embarcaciones estuvo suspendida y luego prohibida en los últimos años, en la práctica se seguían construyendo, poniendo en riesgo los recursos.
Frente a ello, recientemente el Poder Ejecutivo promulgó dos decretos legislativos relacionados: el D.Leg. 1392 referido a la formalización de las embarcaciones existentes sin permiso, en que se les dará acceso a pesquerías que no estén plenamente explotadas; y, el D.Leg. 1393 referido a la interdicción, que apunta a poder ser más eficaz frente a la construcción ilegal de embarcaciones a futuro.
Esperamos una buena implementación de estas normas, que resulten en un verdadero cierre de las pesquerías plenamente explotadas.
Foto: Andina