Un avance importante de los últimos años ha sido el consenso surgido respecto de la especial relevancia de la educación para que el Perú pueda ser un país desarrollado, que ofrezca mayores oportunidades a todos. La educación logró ponerse al centro de la agenda del desarrollo, donde debe estar.
Se han venido dando esfuerzos para mejorar la calidad educativa, con énfasis en la gestión de José Antonio Chang, quien hace 10 años instauró la meritocracia en el sistema educativo, y luego con Jaime Saavedra, quien definió un plan de varios ejes para hacer frente a la problemática existente.
Lamentablemente, aún los resultados del sistema educativo peruano son muy malos. En el 2016, solo 46% de los estudiantes de segundo grado de primaria logra el nivel esperado de comprensión lectora, porcentaje que se reduce a 34% en el caso de las matemáticas.
En el caso de los alumnos de segundo de secundaria, los resultados son aún más desalentadores. La comprensión lectora es alcanzada por 14% de estudiantes, en tanto que la matemática por solo 12%.
A ese ritmo, solo uno de cada ocho alumnos logrará los niveles esperados de aprendizaje luego de su paso por el sistema educativo. Es decir, siete de cada ocho no lo lograrán. Dicho de otra manera, siete de cada ocho no tendrán los conocimientos y capacidades que debe darles la educación primaria y secundaria para estar habilitados a alcanzar mayores oportunidades en sus vidas.
Los docentes son fundamentales para motivar y orientar el aprendizaje de los alumnos. Imposible avanzar en mejorar la calidad educativa si no mejoramos la motivación y calidad de los docentes.
¿Cuál es la política para mejorar el desempeño y las capacidades de los docentes? Pues se les motiva con un sistema meritocrá- tico en que sus esfuerzos por estar mejor preparados y enseñar con mayor efectividad son retribuidos. Hay muchos que se esfuerzan y, aún en condiciones adversas de infraestructura y equipamiento, logran resultados formidables en los aprendizajes de los alumnos.
Otros se mantienen al margen y no mejoran a pesar de múltiples capacitaciones. Para estos últimos, el sistema prevé un esquema de capacitación/ evaluación que termina en la desvinculación del docente luego de tres ciclos. Si no aprueba a la tercera, no puede seguir “enseñando” a los alumnos.
Todos debemos defender la búsqueda de la calidad en la educación y, por lo tanto, el sistema de evaluación –con capacitación- que se ha instaurado; solo así podremos alcanzar un sistema educativo que realmente eduque y que consecuentemente cumpla la promesa de dar a todos oportunidades para surgir y progresar en la vida.
Solo así podremos encaminarnos hacia mayores niveles de desarrollo, con ciudadanos/profesionales mejor preparados que perfeccionen el funcionamiento de nuestra democracia, nuestra economía, nuestra cultura y, en general, las vidas de los peruanos.
Poner la educación al centro de la agenda fue una conquista importante. Aceptar y apoyar todos la meritocracia y las evaluaciones como sistema para mejorar la educación en el país es el reto que tenemos por delante.
Foto: IEP