El 2021 debería ser el año en el que, tanto el sector público como el privado, sumemos esfuerzos para hacer frente a la crisis económica que nos viene dejando la pandemia y que, sólo en el año 2020, ha representado una caída de más de 11 puntos del PBI, y un retroceso significativo en la reducción de la pobreza.
En este contexto, el sector pesquero industrial ha venido haciendo enormes esfuerzos para contribuir a disminuir el impacto de esta caída, tal como lo demuestra el aporte de más de 2 mil millones de dólares generados por las 2 temporadas de pesca de anchoveta en la zona centro norte, y en estos momentos por la temporada del jurel, que fue abierta en enero último, y que viene desarrollándose exitosamente gracias a la riqueza de nuestro mar peruano.
Sin embargo, estando a punto de completar la cuota asignada, y habiendo el Imarpe señalado que existe recurso adicional para ser capturado por la flota industrial, no entendemos porque no se amplía el límite de captura de este recurso, en un contexto donde el jurel está llegando a la mesa popular con precios accesibles.
Así, el kilo jurel, alimento que forma parte de la canasta familiar y es un excelente aliado contra la anemia, toda vez que es rico en nutrientes y omega, al día de hoy tiene un costo 30% menor al kilo de pollo, lo cual es sumamente importante en momentos donde la economía de miles de familias se ha visto perjudicada por la pandemia, y en este mes en particular, por la cuarentena que venimos afrontando.
El jurel, además, es una especie altamente migratoria. Es decir, solo se puede encontrar durante esta temporada. Concluida ésta, el recurso ya no estará disponible y, por tanto, la oportunidad que tenemos hoy desaparece mañana en perjuicio de todos.
Es conocido que para diseñar políticas públicas es necesario tener en mente el interés nacional y no solo el interés de unos cuantos que buscan beneficiarse, con el cierre de la temporada, con mejores precios y perjudicando a los miles de consumidores peruanos.
Estamos a tiempo de revertir esta situación. No seamos como el perro del hortelano, que, en este caso, ni pesca ni deja pescar.
FOTO: Produce