Una golondrina no hace el verano

La pesquería de anchoveta fue declarada plenamente explotada en 1997. Como en muchas pesquerías del mundo, en ese momento se dejó de entregar nuevos permisos de pesca, para asegurar la sostenibilidad de la especie. Es decir, desde ese momento quien quiere ingresar debe comprar un barco con permiso, y así lo han hecho en los últimos 20 años las principales empresas del sector.

Limitar el esfuerzo pesquero no es suficiente; la experiencia internacional y la literatura académica señalan que es importante además fijar cuotas globales, reforzar controles e implementar cuotas individuales.

Así, en aras de la sostenibilidad, en el 2008 se estableció cuotas individuales de pesca en que se fija un porcentaje máximo de captura de la Cuota Global de pesca por cada embarcación.

Esta medida de ordenamiento no tiene plazo de vigencia. Y haría bien el Perú en pensar en aplicada a otras pesquerías para procurar también su sostenibitidad.

En este contexto, resulta importante señalar que actualmente existen 411 empresas armadoras de dicadas a la pesca industrial donde la más grande posee menos del 17% de la cuota, la segunda 14% y las que les siguen están por debajo del 8%, es decir, muy lejos de los umbrales que se usan para hablar de concentración en los mercados.

También se aduce que las empresas de pesca industrial de anchoveta pagan muy poco por el derecho de pesca, lo cual es falso desde cualquier ángulo que se le mire. La pesquería de anchoveta paga aproximadamente US$ 13 – 15 por TM, que equivale a 6 % del precio de desembarque, mucho más que otras pesquerías e industrias. En países de la OECD pagan la mitad o tercera parte (2 a 3 %).

Finalmente, algunos hablan de un escenario actual de «extraordinaria bonanza»; sin embargo, se omite señalar que, en seis de los últimos ocho años, los desembarques han estado por debajo del punto de equilibrio, lo cual ha afectado seriamente la rentabilidad de las empresas. Al respecto, según Apoyo Consultoría, en el periodo 2013-2017 el retorno sobre patrimonio (ROE) fue negativo en 5 %. En efecto, esperamos que 2018 sea un buen año para la industria, luego de cuatro años en rojo.

El desempeño de la industria en los últimos años da cuenta de que las cuotas individuales de pesca son una muy buena medida para la sostenibilidad, pero además que se trata de un sector muy volátil, con grandes variaciones e incertidumbre año a año. Una golondrina no hace el verano. Las regulaciones deben tener en cuenta el desempeño de varios años, y no solo el mejor año de la última década, como sugieren algunos.

Foto: Comunicaciones SNP

Elena Conterno
Presidenta SNP
Diario Expreso
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