El atún es uno de los recursos pesqueros más consumidos en el mundo, y mientras Ecuador ocupa el puesto 5 en el ránking de países que lo capturan, registrando divisas por más de $1000 millones anuales, Perú se ubica en el puesto 44 generando tan solo $31 millones anuales, a pesar de tener abundancia de este recurso en nuestro mar.
Ello genera que gran parte de las conservas de atún que consumimos provengan del extranjero. Así, según la Cámara Peruana del Atún, solo en 2018 se importó $67 millones en conservas de esta especie, de las cuales 64% provinieron de Tailandia. Es una paradoja que nuestros niños y niñas de Qali Warma consuman atún tailandés, cuando este podría ser perfectamente peruano.
Pero, ¿por qué sucede esto? La pesca de atún es una actividad que se caracteriza por demandar mucho combustible, ya que, al ser una especie altamente migratoria, la flota realiza faenas extensas. Por ello, mientras la flota peruana paga $3 por el galón de petróleo, la flota ecuatoriana paga $1, al estar subsidiado.
Esta situación pone en clara desventaja a la flota atunera nacional, que en los últimos dos años solo ha descargado el 36% de esta especie en territorio peruano, mientras que el 64% ha sido realizado por barcos extranjeros.
Desde la SNP consideramos que así como el Gobierno ha visto por conveniente esta semana devolver el ISC al combustible para los transportistas de carga, a fin de impulsar su competitividad, en el caso de la industria del atún resulta necesario eliminar el ISC al combustible que utilizan estos barcos y así se logre el despegue tan esperado por tantos años.
Foto: PRODUCE