En el año 2015 y a través del DS N° 006-2015-PRODUCE, se prohibió la construcción de nuevas embarcaciones artesanales, con el propósito de mantener estable la población de las diferentes especies, especialmente las que viven y se desarrollan dentro de las 5 millas; que, según los científicos, son la mayoría.
Sin embargo, y a pesar de la prohibición, los astilleros ilegales han continuado operando, ocasionando un impacto negativo en el ecosistema marino y en la biomasa de los recursos, afectando a los pescadores artesanales que dependen de ellos para realizar su actividad. Asimismo, se han expandido por todo el litoral peruano, construyendo embarcaciones destinadas principalmente a la pesca ilegal y poniendo en peligro los recursos marinos, pero también la seguridad de los pescadores.
Como evidencia, en un operativo realizado por la Policía Nacional y la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental de Ica hace unos días, se decomisaron más de 11 toneladas de anchoveta en Pisco; miles de kilos de pescado que estaban siendo secados al aire libre para la producción ilegal de harina de pescado.
Recordemos que en la pesca de anchoveta participan tres tipos de embarcaciones: la artesanal y de menor escala que están autorizados a pescar anchoveta dentro de las 5 millas para el consumo humano directo exclusivamente y la flota industrial de acero y de madera que está autorizada a pescar anchoveta fuera de las 5 millas para convertirla en ingredientes marinos como la harina y el aceite de pescado; que, según la FAO, son la base de la alimentación mundial y de la acuicultura.
Por lo tanto, la flota “semi industrial” no existe. Es un concepto que algunas ONG están pretendiendo posicionar para confundir a la opinión pública y desprestigiar a la flota industrial de anchoveta. No nos dejemos sorprender.