La pesquería peruana de anchoveta es un referente a nivel mundial. De un lado, se le reconoce como la más abundante (FAO) y del otro, por alcanzar niveles de sostenibilidad como ninguna otra pesquería en el mundo (YALE y Columbia).
Ello nos debe llenar de orgullo a todos los peruanos porque, gracias a la anchoveta, somos líderes en la producción de harina y aceite de pescado, ingredientes marinos que son la base de la acuicultura en el mundo, convirtiendo a la anchoveta en parte de la solución al problema de la inseguridad alimentaria de millones de personas en el mundo.
Recordemos que el aceite de pescado es una fuente muy importante para la salud humana por su alto contenido de Omega 3. Además de contribuir con la salud y nutrición de las personas, la pesca industrial de anchoveta impacta directamente en la economía de nuestro país gracias a la generación de empleo, exportaciones y aporte al PBI.
Asimismo, las empresas pesqueras han realizado importantes inversiones para la conservación del medio ambiente y el cuidado de los ecosistemas marinos. Por ello, la población de anchoveta bordea los 10 millones de toneladas actualmente; y, en los últimos 15 años, su promedio es de 9.2 millones de toneladas como resultado de una regulación basada en años de investigación científica y por el compromiso de los actores que forman parte de la industria.
Una industria que Benito Rossi, en “La Pesca en el Perú”, muestra desde sus inicios haciendo un viaje al pasado, relatando cómo hemos llegado hasta aquí y cuáles fueron los desafíos y lecciones aprendidas llenas de anécdotas e historia. Pero, sobre todo, el libro (disponible gratuitamente en www.snp.org.pe) nos obliga a sentir orgullo por el camino recorrido y reafirmando nuestro compromiso de continuar trabajando en el cuidado del recurso para las futuras generaciones.